Hace cuatro años, cuando empezó mi trastorno, vivía sola en Madrid, y mi trastorno estaba muy grave. Era una chica joven, con ganas de ser independiente, y demostrarle al mundo y a mí misma que podía superarlo todo sola, pero no fue así.
Con la creencia de que podría prevalecer yo misma y también por la vergüenza de que la gente se pensara que estaba loca, estuve un año, ocultando a mi familia y a mí misma que estaba enferma. Me pasaba el día, viviendo por y para las obsesiones y como consecuencia, sus compulsiones, ambas eran tan fuertes, que cualquier movimiento, cualquier pensamiento se hacía eterno, hasta tal punto que llegué a deprimirme, no quería hacer nada más que dormir, así que decidí pasarme el día dormitando, ya que era el único momento en que mi mente no pensaba, mis manos no actuaban….
Una de las muchas veces que vinieron mis padres a visitarme a Madrid, a los que les agradezco todo lo que soy y que sin ellos no hubiera podido superar esto, me dijeron que me veían mal, que estaba como deprimida,consumida,sin ganas de nada y todo el día durmiendo. No entendían que me pasaba, creyeron que debería volver con ellos a casa, volver a mi hogar donde ellos pudieran ayudarme.
Después de muchas reflexiones decidí que era el momento de irme a casa, y una vez allí, ya con el apoyo de toda mi familia buscar ayuda. Así, que de vuelta en casa fui a una psicóloga, y no sé si fue por el momento o por la presión, pero fue la primera persona a la que le decidí contarle todo lo que me estaba pasando. No oculté nada de lo que me estaba sucediendo, así que decidió que por el grado en el que me encontraba, debía ir al psiquiatra ya que necesitaba medicación.
La gente que padecemos esta enfermedad, tendemos a cerrarnos en nosotros mismos, yo muchas veces pensaba (que va a decir esta persona, cuando vea que cierro y abro la nevera cinco veces, pensará que estoy loca) en cambio sí estoy sola puedo dejar fluir mis obsesiones y compulsiones cuando y como quiera)
Desde hace un tiempo estoy intentando ser valiente, aunque tengo miedo de que si no hago esa compulsión vaya pasar algo catastrófico, estoy siendo valiente, ya que la valentía implica tener miedo, pero también enfrentarse a él.
Un abrazo a todos.